En el «Día del niño»
Que curioso pensar que a alguien se le ocurrió diseñar el día del niño, seguramente desde una abierta motivación comercial. La niñez es una etapa maravillosa (como todas las demás), pero que es responsabilidad de los adultos para que así sea.
Los niños no vienen con límites, ni estructuras mentales ni valóricas, nacen con el deseo de descubrir el mundo y entender como funciona, siendo el juego una maravillosa forma de hacerlo.
Un niño feliz no necesita necesariamente de muchas cosas, su felicidad no pasa por tener miles de pelotas y Legos, o cientos de muñecas o aparatos tecnológicos. La felicidad en un niño es simple:
- Si tiene a un padre y una madre presentes que lo amen, con los cuales jugar, dialogar, compartir los espacios comunes, aprender, etc.
- Si sus padres, abuelos y/o tíos, le ponen límites, normas y estructuras que seguir, lo orientan en lo que es bueno y esperado para su edad.
- Si quienes lo quieren NO le dan todo lo que pide, le dan lo que necesita para su edad (No hay que olvidad que un niño siempre va a querer más de lo que necesita o va a ir más allá de lo que debe, ya que no sabe lo que le hace bien o mal, de ahí lo importante que el límite se lo defina un adulto).
- Si tiene la posibilidad de tener cubiertas sus necesidades básicas, de modo de jugar y estudiar tranquilo.
- Si se les da así como juguetes, paseos y premios, también rutinas, horarios, deberes y responsabilidades
- Si le enseñan a tolerar la frustración no resolviéndole sus dificultades, sino que incentivándolo a encontrar sus propias respuestas y conductas.
- Si se siente protegido y cuidado ante sus inseguridades, sus pesadillas, sus miedos a quedarse solo.
- Si se siente estimulado, apoyado y empujado a atreverse a vivir, a desarrollar sus cualidades y capacidades (el ser padres muy aprensivos o temerosos puede provocar un gran daño).
- Si sus padres entienden que la psiquis de un niño es vulnerable, por lo que lo cuidan de exponerlo a situaciones o experiencias que lo pueden impactar (por ejemplo: llevarlo al cine a ver películas para mayores, o darles acceso a la tecnología sin limites)
- Si en su familia se convive con respeto, con cariño, tolerancia y confianza. En donde las alegrías y conflictos son parte natural del crecimiento.
Un niño es feliz cuando se siente amado, respetado, cuidado, protegido, estimulado en sus capacidades y con límites claros en reconocer lo que es correcto de lo que no.
En este día del niño regalemos algo bonito y simple, o salgamos a pasear con ellos, etc., y en los otros días que quedan regalemos siempre todo aquello que no se puede comprar: el amarlos, cuidarlos y educarlos.
Que buen artículo, muy claro. El querer a los hijos implica amarlos, educarlos y compartir con ellos. Como bien dice no es darles todo lo que quieren, solucionarles los problemas o impedirles que se equivoquen; todo lo contrario es cuidarlos dándoles criteriosamente lo que necesitan, dejar que ellos solucionen sus problemas proporcionalmente a su edad y dejar que se atrevan y prueben en cosas que les ayudarán a crecer, a forjar su carácter y seguridad, aunque puedan equivocarse. Querer a los hijos es regalarles tiempo y dedicación, regalarles aprendizajes que les ayuden a conocer y conocerse, a respetarse y respetar a otros, que les ayuden a ser personas felices y preocupados de los demás y de su entorno.
Gracias Carlos, ser papá es una linda tarea a veces difícil de llevar, pero que si elegimos con fuerza y dedicación a la larga trae muchas alegrías.