Informados pero no sobreexpuestos

Ante el estallido social de las últimas semanas que hemos vivido en Chile y el stress que genera, me surge la pregunta acerca de cómo dosificar la información que recibimos. Diversos factores influyen en que nuestro entorno se sobre cargue de información, saturando nuestra ya repleta psíquis:

• Los medios de comunicación funcionan en relación al rating, asi que las coberturas 24/7 son parte de su oferta ante esta situacion.
• La conexión a redes sociales, que también es parte de nuestra vida cotidiana ya que nos comunicamos y organizamos a través de ellas, también agrega otro importante canal de información y saturación.
• El vivir además en la era de las fake news, donde hemos visto muchas noticias alarmistas que no sabemos si son verdaderas o falsas.
• El modelo cognitivo de la post-verdad, en donde cada uno construye las imágenes, historias, creencias y juicios de realidad, de acuerdo a lo que me interesa creer.
• Las ansiedades y temores personales y colectivos, que van atrapando a cada uno generando estados de profundo malestar psicológico. Etc.

Tendremos así un conjunto de factores, que junto con el estrés social que se vive en el día a día, alterarán nuestros estádos de ánimo y reacciones cotidianas.

¿Cuáles son las reacciones más comúnes que podemos esperar?….

¿Y que podemos hacer?

• Mantener y reforzar espacios de autocuidado en nuestro entorno sin sobrecarga de información.
• Menos tecnología, más vínculos afectivos.
• Mantener en lo posible las rutinas habituales a lo que estamos acostumbrado.
• Tener conversaciones positivas que van más allá de los temas contingentes.
• Mantener nuestras aficiones y actividades recreativas lo más posible; que hayan crisis sociales, no impide leer un buen libro, practicar música o deporte con los amigos, hacer un viaje de relajación, etc.
• Seguir creciendo como personas y mantener nuestras vida social, evitando aislarse.
• En tiempo de crisis, no sienta culpa por hacer algo distinto o por el simple hecho de disfrutar o entretenerse. El dolor, las preocupaciónes, las alegrías y las entretenciones tiene cabida en el mismo espacio y momento, no son antagónicas ni excluyentes.

Respecto de la comunicación con los hijos, esta se rige por el mismo principio: construir un entorno normal que les ayude a vivir y comprender estas crisis sociales con un nivel bajo de estrés. Por ende no debemos saturar el ambiente con canales de noticias 24/7 sobre los acontecimientos, o hablar constantemente de este tema en forma ansiosa delante de ellos, recordemos que las movimientos sociales se nutren entre otras cosas de la preocupación y el miedo que puedan generar en la poblacion. Incluyalos en un diálogo simple y concreto, en donde el relato sea real de lo que ocurre, pero sin angustias ni ansiedades que no puedan entender. Sobre todo tenga la fortaleza de no trasmitir y cargar en ellos sus dolores, miedos, culpas y/o frustraciones pasadas.

Informados SÍ, sobreexpuestos NO

Como adultos responsables mantengamos un canal informativo para saber todo lo necesario en esta crisis, sobre todo lo que sea útil para la seguridad en nuestras rutinas. Usemos las redes sociales para estar coordinados con la familia y la comunidad, y para expresar nuestras emociones positivas (no nuestros odios). Aprendamos a filtrar la información que manejamos, y no solo repetir lo que vamos oyendo; sobre todo en estos tiempos en que las fake news son usadas por los grupos sociales con intereses creados, con el fin de generar preocupación, miedo y caos social.

Chile necesita cambios, necesita más equidad y justicia indendiente del color político o vereda social en la que nos encontremos. Chile necesita reconstruirse desde el respeto y el convivir como hermanos. ¡Aquí nadie sobra!….. Los cambios que perduran son los que se construyen desde el diálogo y la paz; sobre todo los cambios que nacen desde el interior, y que replicamos con el ejemplo en nuestro entorno inmediato…. Nuestros hijos nos observan, y ellos aprenderán de nosotros a resolver los problemas con la violencia o el diálogo, con la empatía o la discriminación.